SANTA TERESA DE JESÚS Y LA NAVIDAD
Por las Carmelitas Descalzas de Baní
Toca a nuestras puertas el hermoso tiempo de la Navidad, haciendo vibrar nuestro interior con la pequeñez y ternura del Niño Dios, recién nacido, pobre y desvalido.
Dios capacitó a Santa Teresa de Jesús de un amor muy grande por Cristo, hasta convertirse en la gran enamorada, la mujer apasionada por El. Teresa, la del ´´Vivo sin vivir en mi´´; la del ´´Muero porque no muero´´, expresiones de los grandes y efusivos deseos por consumar su amor con Jesús.
La fuerza y determinación de ese gran amor la hizo vivir con intensidad el misterio de la Navidad, teniendo un profundo conocimiento del acontecimiento que celebraba.
Teresa, la santa de Ávila, se unió e hizo suyas las sencillas expresiones del pueblo cristiano de su tiempo, la Castilla del siglo XVI, preparando las posadas en espera del Niño Dios; práctica popular que introdujo la santa en los conventos carmelitas, llenándolo de vida y frescor, con la celebración plástica, sencilla y procesional de esta espera.
Nos cuenta la historia de los conventos que ella fundo: ´´Durante 9 días, al son de coplas y romances se recorrían los claustros, con una imagen de la Virgen María y otra de San José, e iba la comunidad carmelitana llamando de puerta en puerta, en cada celda o habitación, a ver qué religiosa daba posada a la Virgen María que iba a Belén, a punto ya de dar a luz ´´. Tradición de gran estima que se mantiene con vida en los carmelos.
La gran mística de Ávila, celebraba con todo esplendor y mucha fiesta la Natividad del Señor. Componía villancicos- canciones de navidad-, los que ella misma cantaba y bailaba al son de tamborcillos, castañuelas y flauta; instrumentos que ella misma tocaba, los cuales se conservan hasta hoy en su recuerdo.
Cuentan de ella, que cantaba y bailaba con tanto donaire y entusiasmo que contagiaba a las monjas, quienes no se resistían, acompañándola en la danza. Convirtiendo la navidad en el Carmelo en una esplendorosa fiesta de bailes y canciones al Niño Dios, al unísono de diversidad de instrumentos.
Escribe Teresa con entusiasmo:
-¡Ah!, pastores que veláis,
por guardar vuestro rebaño.
Mirad, que nos nace un cordero,
Hijo de Dios Soberano.
-Gil, dame aquel cayado,
que no se me saldrá de la mano,
no nos lleven al Cordero,
no ves que es Dios Soberano.
-Viene pobre y despreciado,
comiénzalo ya a guardar.
Que el lobo nos lo va a llevar
sin que lo hayamos gozado.
-Gil, que es Dios Omnipotente.
Mi fe, yo le vi nacido,
y una muy linda zagala -pastora-
Pues si es Dios, ¿cómo ha querido
estar con pobre gente,
no ves, que es Dios Omnipotente?.
Estas canciones compuestas por ella, las mandaba a los carmelos para que fueran cantadas en las recreaciones, además, animaba a las comunidades para componer según su inspiración otros parecidos.
Así era Teresa: alegre, expansiva y creativa ante el Niño Jesús por quién sentía inmensa ternura y devoción.